Rachel se va de viaje de Marian Keyes

Debo decir que siempre he sido reticente a esta autora no sé muy bien por qué, o sí lo sé, prejuicios. Sin conocer la juzgaba de lectura superficial. Eso sumado a que me afecta mucho las portadas de los libros y tanto colorido no es de mi agrado. Había leído criticas muy buenas, gente que la adoraba, pero por otro lado busqué cual era el libro que mejor opiniones tenía y no pasa como con otros libros que hay una mayor uniformidad de opiniones, si no que o había gente que le encantaba o decían que era su peor libro (para gustos los colores).

Hasta he leído que este género se llama Chick lit. Del cual no quiero saber nada más que Marian Keyes.

Así que le pedí consejo a M. y me decidí por el que ella me dijo (Rachel se va de viaje), que por otro lado era el que más me llamaba la atención por lo poco que había leído.
Así que mi chico me lo regalo para San Valentín (mentira fue 3 días después porque no nos gusta lo comercial, pero quedo bien diciendo eso.)

Empecé y para mi sorpresa me fue atrapando de una manera asombrosa. La trama, los personajes, la sencillez… todo. Me ha gustado enormemente. Tanto que me he comprado otro de ella (Claire se queda sola). Y tengo unas ganas locas de saber más de todas las hermanas. Pero poco a poco.

He creado un bucle del que no sabré parar hasta que no me haya leído más y más suyo, y para suerte (o desgracia de mi economía) tiene mucho escrito esta autora.
Este libro me ha cautivado, toca muchos temas sociales que sencillamente me fascinan, y no cae en tópicos (o errores) en los que pensaba que caería, pero no. A mi todo lo que tenga que ver con lo social me encanta y creo que me equivocaba y mucho con ella.

SINOPSIS:
Rachel es una entusiasta consumidora de drogas «recreativas». Según ella, no por adicción sino por pasatiempo. Al fin y al cabo, hoy día, ¿quién no toma de vez en cuando un ácido, una raya o unas pocas pastillas? ¿Qué mejor para olvidar las tensiones del trabajo y disfrutar un rato de la vida? Pero, en una de esas, se le va la mano, y tras una noche de excesos se atiborra de tranquilizantes para dormir a pierna suelta y empezar fresca una nueva jornada laboral. Para su sorpresa, a la mañana siguiente no despierta en su habitación sino en la cama de un hospital, después de un lavado de estómago y a punto para ingresar una temporada en una peculiar clínica de rehabilitación.

8/10